Carlos Wiesse. Historia, racismo y conciencia social

martes, 21 de marzo de 2017

Carlos Wiesse fue discípulo de Sebastián Lorente, quién en una de sus ultimas voluntades pidió que se nombrara a éste, profesor de San Marcos. Como menciona Basadre “El 23 de noviembre de 1884, el mismo día en que murió Lorente, se graduó Wiesse con la tesis sobre “La conquista del Perú” a los 25 años de edad. Posteriormente fue nombrado catedrático adjunto del curso de Literatura General, con elogios de Carlos Lisson.” (Basadre 1943)
Carlos Wiesse (1885) Foto: Courret.

De esta manera inició su labor docente en San Marcos. Entre 1886 y 1887 dictó los cursos de Estética, y los cursos de Filosofía antigua y Filosofía moderna en 1907; dictó como adjunto el curso de Sociología y finalmente se consagró al Curso de Historia crítica del Perú (entre los años 1909 y 1930).
Durante esos años, Wiesse fue uno de los maestros más importantes de San Marcos. En sus manos estuvo la gran tarea de continuar el legado de Lorente. Esta fue una gran responsabilidad que sin duda, marcaría el resto de su vida.
Veamos cuáles son los puntos más importantes para entender la obra de Carlos Wiesse. Las siguientes anotaciones han sido tomadas de sus textos y manuales.
EL ESTUDIO DE LA HISTORIA
Para Wiesse la historia era: “Arte de relatar los sucesos pasados y de discurrir acerca de ellos”. (Wiesse 1909: 931)
Un arte, no una ciencia, Wiesse seguía la división positivista de las ciencias sociales. Dentro de este esquema la historia por si sola no podía ser considerada una ciencia a menos que definiera leyes:
“la historia es meramente un trabajo documentario, un instrumento de investigaciones; constituye la experiencia reflexiva de la humanidad, pero no forma por ese título único una verdadera ciencia; sólo llega á ese grado cuando se desprenden de los hechos las leyes sociales. (Wiesse 1910: 292)
Años después, Carlos Wiesse volvió a referirse a su concepto de la historia en una entrevista.
“Fundamentalmente la Historia es, y no puede dejar de ser, narración de sucesos pasados en todo orden humano. Por ese camino se convierte en maestra de los tiempos y arsenal de previsiones para lo porvenir”. (Wiesse 1923)
De la misma forma, la historia era un método por el cual se estudiaban los fenómenos sociales del pasado.
“Los fenómenos sociales pasados se estudian por la historia ó método retrospectivo, más complejo que la observación, método de descripción, pues presupone la observación y hace uso libremente de la deducción”. (Wiesse 1908-1909: 83)
La historia es un método que utiliza la observación, descripción y deducción. A todo esto se podría agregar la empatía:
La reconstrucción de los hechos pasados mediante los documentos legados por la antigüedad requiere, por último, que el historiador se coloque en el espíritu del autor del documento ó de la obra documentaria para tratar de comprender lo que ha visto ó querido ver, y que el mismo historiador relacione las conclusiones particulares á que ha llegado sobre este punto, á un vasto conjunto de ideas y de nociones sobre la vida antigua, á fin de que aquellas obtengan de éstos su confirmación, y de que éstas, á su vez, se vean ilustradas y completadas por las primeras”. (1908-1909: 83)
La empatía es la forma de comprender al objeto de estudio, mediante este proceso se utilizaban técnicas que iban más allá de lo físico, involucrándose incluso en el espíritu del sujeto de estudio. Wiesse cita el siguiente método.
“Cada una de las sociedades que han existido fue a su manera, análoga á una entidad viviente; el historiador debe no solamente describirlas, sino explicar su vida, penetrando en el espíritu que ha engendrado el proceso histórico bajo las condiciones antecedentes de una herencia, de una tradición, de un ambiente y de una posición determinada.” (1910: 292)
El método del historiador debía describir, explicar la vida de las sociedades buscando su espíritu condicionado por la herencia.
Muchas de estas metodologías eran similares a otras formas de estudiar la sociedad. Por esta razón Wiesse trató de diferenciar la historia y la sociología.
“La historia es el fondo de los arsenales de donde la sociología saca sus datos. Pero son cosas distintas la tarea del historiador, que estudia é interpreta los hechos, y la del sociólogo que estudia las influencias generales que intervienen en la producción de las situaciones sociales, así como las conclusiones concretas a que se llegan y las formas de mentalidad social que determinan”. (Wiesse 1909-1909: 7)
La historia estudia e interpreta los hechos y la sociología analiza las influencias. Ambas se complementan. Sin embargo, esta inclinación por la sociología debía ser moderada.
“En una palabra, creemos que debemos abandonar mucho de los “historiadores sociólogos” para retener los más de los “historiadores historiantes”; es decir inclinarse menos, de lo que hay costumbre y tal vez es propio de una historia de la humanidad ó de la de un continente, á la filosofía de la historia, por tratarse solamente de la historia general de un pueblo”. (Wiesse 1909: 932)
Wiesse procuró seguir su propuesta metodológica en sus obras de historia. Más que la erudición, buscaba hacer de la historia una ciencia.



ESCRIBIR LA HISTORIA NACIONAL
Wiesse inició su interés por el estudio de la Historia desde su época estudiantil en la universidad de San Marcos. Para el estudio de la historia propuso una clasificación de la producción historiográfica en tres tipos:
a. Crónicas o memorias de autores contemporáneos a los hechos.
b. Monografías e historias parciales. Son fragmentos de la historia nacional, que son útiles para elaborar una historia general.
c. Historias generales u obras de conjunto. Se refiere a los tratados y compendios de historia nacional. (Wiesse 1912)
A partir de este esquema se enfocó en trabajar en una historia general del Perú. Su maestro Sebastián Lorente ya había iniciado esta gran tarea. Ahora le tocaba a Wiesse continuar con la obra pero utilizando nuevos métodos.
“Para la obra, pues, de reducir á la unidad la historia del Perú hasta una época en que sea posible conservar la imparcialidad del historiador, deberíamos, á mi juicio, proceder con el método general de la historia científica á que se ha dado forma en muchos países europeos... La época prehispánica ha de reconstruirse en interés general de la ciencia arqueológica y en particular de nuestra nacionalidad, aprovechando de la comparación con otras civilizaciones contemporáneas que aquella época y de las inducciones que de allí se derivan. El período colonial tiene que mirarse como período de diferenciación étnica de razas que un acontecimiento histórico accidental ó casual puso violentamente en contacto, y como período de formación de una nueva rama de la raza superior, en adaptabilidad al clima, energía y confianza en sí mismo, previsión, sentido del valor de los bienes materiales, mas que de interés en esos bienes mismos.
En la época de la emancipación hay que seguir resueltamente y apartando las vicisitudes de nuestra propia evolución social entera, sin volver la vista atrás para explicar las cosas por el fatalismo de la herencia, ni discutir los problemas ociosos y de lo que tenemos sangre en mayor o menor proporción o con quienes convivimos en interés común. (1909: 932)
En cuanto a cómo debía ser enseñada la historia, Wiesse creía que la forma adecuada de explicar y enseñar la historia era la narrativa.
“Por ahora, la forma que conviene adoptar es la narrativa. Este sistema histórico es condición esencial de los demás, que no pueden existir mientras no se haya llevado a cabo un estudio atento y minucioso de los documentos y de los hechos, aplicando las reglas de la crítica. Además la historia narrativa se dirige a mayor número de lectores, agrada más y da a conocer las personalidades prominentes de los tiempos pasados, cuyo espíritu ha influido en la formación de los vínculos nacionales”. (Wiesse 1912: 165)

HISTORIA Y CONCIENCIA SOCIAL
El estudio de la historia nacional tenía como gran objetivo la formación de una conciencia nacional. Lograrlo planteaba una interrogante.
¿Corresponde á la historia patria únicamente la tarea de suministrarnos los datos para conocer la formación de la conciencia social, ó consiste también su labor en contribuir á que esa conciencia se desarrolle hasta el grado del espíritu del cuerpo y patriotismo? (Wiesse 1912: 164)
Es decir, se plantean dos usos para la historia nacional: el primero tiene que ver con la construcción de una memoria histórica basada en la investigación del pasado; en segundo lugar, utilizar esa memoria histórica para promover el patriotismo y la nacionalidad.
Dentro de la perspectiva organicista de la sociología se concibió a las sociedades como entidades vivientes. Estas tenían un carácter, un alma que se determinaba a través del devenir histórico.
“El carácter de la sociedad se determina por su alma”,...esa alma está intensamente influenciada por las condiciones naturales y requiere de un cuerpo á través del cual manifestarse”. (Wiesse 1908-1909: 96)
Este cuerpo era la sociedad a través del tiempo. La importancia del estudio de la historia era que nos daba a conocer el desenvolvimiento de esta conciencia nacional a través del tiempo. Wiesse siguiendo a Le Bon creía que la raza era uno de los productos de la evolución social.
“La raza tiene un alma que es producto de la herencia de sus antecesores, después de los progenitores, y por ultimo, del medio ambiente; esto constituye el carácter de un pueblo, de una nación, que es casi permanente, en el sentido que evoluciona lentísimamente. El carácter es la verdadera base psicológica de la raza; en el fondo es la moral, esto es, el respeto constante a las reglas del vivir social”. (Wiesse 1908-1909: 60)
Los conceptos de raza y conciencia nacional no eran necesariamente sinónimos: “La conciencia social no está restringida en todos los individuos á los limites nacionales. Muchas gentes tienen un sentimiento vivo de la unidad de la raza”. (Wiesse 1908-1909: 180)
En el caso de la historia del Perú, el factor racial fue culpado del fracaso de la conciencia nacional. Pues, nuestra joven república había heredado un grupo racial que no tenía una conciencia nacional orientada al progreso.
Durante el siglo XIX, las explicaciones racistas fundamentadas en el “darwinismo social” imperante en los estudios sociales, culpaban a las razas del atraso y la degeneración social.
A todo esto había que agregar la creencia que el mestizaje o mezcla racial, en algunos casos, conducía a un proceso de degeneración biológica y moral. Por esta razón se culpó al mestizaje de todos los males de una nación en formación.
En el siglo XIX se buscaba la solución a esta degeneración de las razas promoviendo la inmigración europea al Perú, para lograr revertir el efecto negativo del mestizaje con el indígena y se podría obtener las cualidades morales positivas de las razas europeas.
Frente a este tema Wiesse se refirió al mestizaje no como un problema, sino como una etapa necesaria en la formación hacia la raza moderna.
“La raza peruana actual y la sudamericana también es evidentemente mestiza. Así lo fueron la raza inglesa, la española y la francesa en la época de la formación de las razas modernas”. (Wiesse 1922: 71)
Esta teoría fue difundida por Wiesse en los claustros universitarios y en las escuelas de primera y segunda enseñanza. En sus manuales de Historia, al tratar sobre la conquista, empezó hablando del mestizaje europeo que llegó a América, incidiendo en que los españoles no eran una raza pura, sino un conjunto de razas. El mestizaje representa un momento de conformación en todo proceso de formación de la nacionalidad.
“Originó también la conquista la heterogeneidad de razas, fuente fecunda de males. Sucede siempre que dos razas se colocan una frente a otra, que la lucha tiene que establecerse, hasta terminar en el aniquilamiento de la inferior, resultando funesto para la civilización; ó con la fusión de la superior, de cuya amalgama se obtiene el nacimiento de pueblos adelantados y emprendedores, se corrige los defectos y se obtiene la unidad de sentimientos, condición esencial de un buen gobierno.
Esto último no era posible en el Perú, pues los conquistadores, en muy corto número, permanecieron aislados, por lo general, del resto de la población y se tuvo que marchar hacia el primer extremo. (Wiesse 1887: 428)
Según Wiesse, el mestizaje europeo no tuvo el efecto esperado en la población andina. Más bien se produjo un proceso de degeneración racial y moral. De esta manera, el indio era una raza degenerada a través del tiempo:
“El indio se concentró y se volvió más callado, más reservado, más indiferente, más perezoso y profundamente hipócrita y servil. No se afanó por ser, porque además de que su alma no lo llevaba a grandes cosas, conocía que no podía pasar de su esfera de maquina de trabajo: no se ufanó por saber, porque conoció que aunque supiese no le serviría para su adelantamiento; no se ufanó por tener, porque siendo frugal por naturaleza no había llegado a persuadírseles de lo que adquiriese no serviría á labrar la fortuna al español. Así dejamos esa raza que a pesar de su debilidad y de sus vicios ingénitos había tenido condiciones dignas de ser estimadas y aprovechadas. Era dócil, sufrida, infatigable, de espíritu ingenioso, de hábitos tranquilos y perseverantes, acostumbrada á obedecer y á dejarse dirigir por el gobierno. (Wiesse 1931: 38)
El maestro Carlos Wiesse.
Esta degeneración racial y moral de la raza indígena, también condicionaba su vida social. Al referirse al período colonial, se sugería la existencia de una relación implícita entre raza y clase social:
“Entre todas estas razas se estableció la diferencia de clases como en España, desde el tiempo de Pizarro. Los españoles descendientes criollos hijodalgos, caballeros, etc., fueron constituyendo la nobleza; la gran masa de indios permaneció como pueblo; los mestizos estaban llamados a formar en la clase media y los negros no perdieron su condición de esclavos. (Wiesse 1931: 104)
Estas ideas sobre la raza estuvieron presentes en la obra de Wiesse, sin embargo, en el contexto de la reconstrucción nacional a fines del siglo XIX, la tesis racista pretendía dar explicaciones a las causas que habían detenido el progreso del Perú y ofrecía explicaciones satisfactorias para integrar una nación que reuniera a las distintas razas.
La guerra del Pacifico dejó al descubierto un país completamente fragmentado, donde los distintos grupos sociales tomaron actitudes distintas frente al invasor y mostraron la inexistencia de una nación.
A fines del siglo XIX, el tema de discusión era la forma de buscar el progreso y la regeneración del país.
De esta manera algunos vieron como solución a los problemas nacionales fomentar la migración europea y la mezcla racial. Clemente Palma había discutido este tema en su famosa tesis sobre “el porvenir de las razas en el Perú”.
Para lograr la regeneración –término que fue el que mejor caracterizó a este periodo era necesario definir la nación peruana. En la época de Wiesse los conceptos de raza y nación estaban muy vinculados.
Fue en el contexto del debate provocado en 1921 con Baumann donde Wiesse se mostró con intenciones de superar la tesis racista, es decir aquella que sostiene que el aspecto racial, biológico era predominante en el progreso de una nación en formación.
Baumann (1921) se refirió a los peruanos como una raza “empobrecida y degenerada”.
Wiesse no negó esta afirmación, sin embargo señaló como origen de esta degeneración moral, social e incluso económica, a varios factores, en especial el mestizaje iniciado a partir de la inmigración europea. 
A través de las teorías sociales vigentes pudo formular algunas explicaciones que fueron más allá del evolucionismo social, de esta manera fue acogiendo nuevas teorías antropológicas norteamericanas.
Siguiendo a Ross, profesor de la Universidad de Nebraska de Estados Unidos, planteó una tesis más atractiva con la cual superó en parte la teoría racista. El autor norteamericano señalaba que:
“Las inferioridades físicas, desaparecen cuando los pueblos se nivelan en alimentación y morada; las inferioridades mentales, cuando los pueblos se levantan en materia de cultura y medios de educación: pero no se deben a la raza sino a la condición, no a la sangre, sino al medio que envuelve al individuo. (Wiesse 1922: 67-68)
La forma de lograr el progreso y la regeneración era pues dominar el medio y también mejorar las condiciones morales de vida de la población. Por esto era importante la educación y optimizar las condiciones de vida de las poblaciones en la sociedad. De esta manera el hombre andino, podría ser tan igual como el europeo. El discurso de Wiesse era esperanzador para el futuro de la nación.
“No creemos hallarnos colocados entre las razas superiores de la escala humana. Nuestro progreso se halla entrabado, ante todo, por la grandiosa naturaleza andina, que no hemos domeñado todavía por entero. (Wiesse 1922: 78)
Sobre este tema se refirió nuevamente en una entrevista en 1923, al preguntársele ¿Cree usted en la posibilidad del resurgimiento de la raza indígena, en su capacidad para incorporarla a la activa vida nacional?
“Problema demasiado arduo y difícil de resolver. Las centurias de gobierno patriarcal y despótico que han pesado sobre el indio han formado una coraza de aislamiento social estupenda. No desespero, sin embargo, y hay que emprender la obra, so pena del estancamiento de la vida nacional”.
Homenaje a Carlos Wiesse en San Marcos (1924), en la foto vemos a un joven Luis Alberto Sánchez leyendo el discurso de homenaje. Foto: Revista Variedades.

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Wiesse persiguió un objetivo: la investigación de la historia nacional como fundamento de una nación en formación. Dirigió sus esfuerzos a la enseñanza y difusión de la historia del Perú en todos los niveles de enseñanza. Su influencia cubre toda la primera mitad del siglo XX, siendo sus obras de lectura obligada de los estudiosos de la Historia.
Wiesse trató siempre de ir al análisis más que a la descripción, por esto sus obras son de gran valor crítico, buscando las leyes de la Historia. Asimismo su manejo de la bibliografía de su época y los estudios contemporáneos eran incluidos en sus manuales de historia, constantemente actualizados.
BIBLIOGRAFÍA
BASADRE, Jorge. “Para la historia de la historiografía en el Perú. La vida y la obra de Carlos Wiesse”. Historia, revista bimestral, volumen 1, número 1, pp. 64-71. 1943
REBAGLIATI, Eduardo.  “Carlos Wiesse. Maestro”. Mundial, 204, pp. 2-3. 1924
WIESSE, Carlos. “La conquista del Perú”. Tesis presentada a la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos, para optar el grado de Doctor. En: Anales Universitarios del Perú, tomo XIII. 1887
WIESSE, Carlos. Extractos de Sociología. Lima: Imp. Torres Aguirre. 1908-1909
WIESSE, Carlos. “Discurso del Dr. Wiesse, catedrático de la Facultad de Letras”. Revista universitaria. Universidad Mayor de San Marcos, Año IV, volumen II. pp. 886-932. 1909
WIESSE, Carlos. “Introducción para un curso de Historia sociológica”. Revista universitariaUniversidad Mayor de San Marcos, año V, volumen I, pp. 292-300. 1910
WIESSE, Carlos. “Nuestros problemas. Orientación que debe darse á nuestros estudios históricos”. Ilustración Peruana, número 149, pp. 164-165. 1912
WIESSE, Carlos. El asunto de Tacna y Arica. Primera conferencia histórico-geográfica sobre las negociaciones diplomáticas entre el Perú y Chile de 1887 a 1894 dada en la Sociedad Geográfica la noche del 21 de enero de 1905. 2ª edición aumentada. Lima: Empresa Tipográfica Torres Aguirre. 1917
WIESSE, Carlos. “La raza peruana”. En: La madurez de una vida purgativa (1910-1923). Lima: Librería e Imprenta San Marti y Cia. 1922
WIESSE, Carlos. Historia del Perú colonial. Lima: Librería Francesa Científica: Casa Editorial E. Rosay. 1931

La verdadera historia del monumento del 2 de mayo

El autor en la plaza 2 de Mayo.
En la plaza 2 de mayo se encuentra el monumento que conmemora la victoria americana frente a los españoles. Este monumento tiene gran importancia para los peruanos, pues representa un momento histórico de unión continental durante el siglo XIX.
Luego del combate del 2 de mayo de 1866, se expidió un decreto para construir un monumento conmemorativo. Se hizo una colecta entre la comunidad para construirlo.
Según la historiadora Natalia Majluf “la suscripción que se abrió para el monumento al “Dos de mayo” no bastaron para iniciar la obra, y el Estado se vio obligado a asumir su costo total.” (Majluf 1994: 12)
Mediante decreto del 26 de junio de 1866 se comisionó a Numa Pompilio Llona, poeta y diplomático ecuatoriano que vivía en el Perú para conseguir el modelo del monumento. Llona viajó a París donde convoca a un concurso internacional para encontrar el diseño.
Los proyectos se expusieron en el salón de honor de Palacio de la Industria de París en febrero de 1868.
Exposición de esculturas para el monumento del 2 de mayo. Foto: Majluf (1994) 
Luego de una gran competencia se declaró como ganadores al escultor Emil Guillaume y el arquitecto Luis León Cugnot.
Se demoró siete años en lograr este proyecto, los mármoles se trabajaron en Carrara y las figuras de bronce fueron fundidas en la fundición Fhierar. (Castrillón)
Con las partes terminadas se levantó una maqueta del monumento frente al Palacio de la Industria de París donde estuvo expuesta entre mayo y junio de 1872.
Aquí fue vista por el viajero Edmund Cotteau que la describió de la siguiente manera:
“Se ha colocado en la entrada de la ciudad, por el camino del Callao, un hermosísimo monumento, destinado a perpetuar el recuerdo del 2 de mayo de 1866… me acordaba haber visto el modelo de esta obra notable, a la entrada del palacio de la Industria en París, donde estuvo expuesta durante toda una estación”. Edmundo Cotteau (1878)
Escultura del 2 de mayo ensamblada frente al palacio de la Industria en París. Foto: Majluf (1994) 
Pedro Gálvez Egusquiza, hermano del héroe de 2 de mayo fue encargado de trasladar el monumento al Perú. Sin embargo, vio que la escultura de la victoria alada era muy grande.
Desde París escribió que la estatua era…
“de un mérito sobresaliente" tenía dimensiones demasiado grandes, por lo que consideraba era necesario modificar el decreto que fijaba su tamaño, proponiendo fundir una nueva más pequeña, aunque destacaba que "juzgo que no debería destruirse la actual para solo aprovechar del material, que no saldría la quinta parte de lo que vale la estatua, sino que se podría dar a la estatua sobrante otra colocación, sea en el Museo Nacional, sea en el Callao. El monumento fue enviado a Lima entre 1873 y 1874”. (Godoy 2011)
Por esta razón se decidió construir una escultura más pequeña.
En 1874 se enviaron las partes del monumento y fue ensamblado en Lima por Nicolás Mequer. Cuando estuvo terminado fue inaugurado el 29 de julio de 1874.
Según una descripción de 1878:
“Su base inferior es de mármol azulado tiene 23 m de circunferencia, en forma como de una fortificación. Sobre esta base se levanta otra circular de más 12 m. de circunferencia, adornada con bajos relieves en bronce representando los hechos principales del combate y el nombre e sus héroes. Al frente del pedestal de la columna hay una estatua colosal de bronce que presenta al Perú irritado y con espada en mano defendiendo su pabellón; y en derredor del mismo pedestal otras estatuas de bronce que representan las repúblicas aliadas de Chile, Ecuador y Bolivia: al pie de la estatua del Perú hay otra de tamaño natural que representa a Don José Gálvez, ministro de la Guerra exhalando su último suspiro en defensa de la patria. Sobre el pedestal se eleva una columna de mármol blanco de carrara de 1 m. 20 de diámetro, adornada con palmas y otros signos de triunfo, y á la cual van ajustadas cuatro proas de buques: sobre el chapitel de la columna y a la altura de 22 metros, se encuentra una soberbia elegante y colosal estatua de la victoria, en bronce dorado, con grandes alas desplegadas, y con espada en una mano y una palma en la otra.  (Calendario de El Comercio 1878)

La escultura que se colocó fue la más pequeña. La otra escultura fue guardada en los almacenes del Callao.
De esta manera podemos ver que existieron dos esculturas de la victoria alada, una colocada en la plaza dos de mayo y la otra guardada en los almacenes de la aduana del Callao. Pero ¿Qué sucedió con esta última?
Durante la guerra del Pacifico esta escultura fue llevada a Chile, durante la toma del puerto del Callao por las tropas chilenas fue encontrada por Salvador Soto, voluntario del regimiento de Cazadores de Talca. Como lo anota Godoy:
“Relegada al puerto del Callao donde, según La Patria de Lima, los dos cajones que la contenían enfrentaban un constante deterioro, pues estaban expuestos a la intemperie y se habían convertido en verdaderos urinarios públicos, pudriendo los maderos de sus cajas: "el ángel o fama, que es de bronce, tiene ya descubierta la cabeza, el seno y la parte de los brazos, y no se nota que su color natural de bronce o amarillo, se va poniendo negro por efecto de la oxidación que le va cayendo”. (Godoy 2011)
La escultura fue hallada en pésimas condiciones y llevada a Chile para adornar la ciudad de Talca.
“A fines de julio de 1881, el intendente de Talca escribía al ministro del Interior comunicándole que efectivamente el coronel Gana había "remitido", para embellecer la ciudad y como recuerdo de los triunfos en combate del regimiento homónimo: "Una bella estatua de bronce que representa la Victoria para que se sirva ponerla a disposición del pueblo de Talca y colocarla en el lugar que lo crea conveniente, a fin de que represente eternamente las glorias adquiridas por nuestro ejército y en particular las obtenidas por el heroico regimiento de nuestra provincia”. (Godoy 2011)
La escultura estuvo almacenada en Chile hasta que se decidió colocarla sobre un monolito dedicado a los héroes del batallón Talca, vencedores en las batallas de San Juan y Miraflores. Este pedestal fue construido entre 1885 y 1886 en la Alameda 1 oriente allí permaneció hasta 1906 en que fue derrumbada por un terremoto. El monolito fue reconstruido en 1935 y utilizado como asta de la bandera chilena (se le llama “monumento al palo”).
Escultura de la Victoria en Talca ubicada en la plaza de la Alameda. Foto: Godoy 2011
La escultura fue trasladada a la Plaza Victoria de Talca (antes placilla Ignacio Serrano) y se quedó allí definitivamente. En 1987 se remodeló el pedestal de la escultura utilizando tubos de metal.
“Cuando se inaugura el monolito, posterior a la Guerra del Pacífico, la obra escultórica tenía en su punto más alto la estatua de “La Victoria”, (hasta antes del 27 de febrero ubicada en 2 Sur entre 7 y 8 Oriente). Producto del terremoto de 1906 se cae y después de esto no se volvió a su lugar, hasta ahora.” (El Centro, Talca 1 de julio del 2010)

El 27 de febrero de 2010 un terremoto que tuvo su epicentro cerca de Talca destruyó la ciudad y derrumbó la escultura de la victoria alada. En el suelo la escultura se desarmó y algunas de sus piezas como el brazo, la espada y un ala fueron robadas. Fue la segunda vez que un terremoto afectaba a este monumento.
Escultura luego del terremoto del 2010.
Desde el año 2010 las autoridades de la ciudad y la Universidad de Talca han invertido una gran cantidad de dinero para reconstruir la escultura, se han hecho replicas de las partes que fueron robadas durante el terremoto del 2010, con estas se ensamblara la estatua de la Victoria en su ubicación original, el obelisco de la Alameda uno.
La segunda escultura de la libertad alada
La escultura de la victoria alada sobrevivió a la ocupación chilena a Lima, quizá por tratarse de un monumento que en algún momento unió a Chile, Ecuador, Perú y Bolivia. 
Por muchos años este monumento fue lugar donde se recordaba la gloriosa fecha del 2 de mayo. Sin embargo, todo cambió el 24 de mayo de 1940 cuando un gran terremoto sacudió la ciudad de Lima. Muchos monumentos fueron afectados por el sismo, el más dañado fue la estatua de dos de mayo, la sólida columna de mármol pudo soportar las fuertes sacudidas, pero el monumento cayó al suelo.
Foto: Juan José Pacheco Ibarra
La escultura cayó al suelo y se partió en dos por la cintura, lugar donde se unían las piezas, sin embargo no sufrió grandes daños. En ese tiempo se encontraba en Lima el escultor español Victorio Macho, autor de la escultura de Miguel Grau. Según su dictamen la escultura habría caído al suelo. 
“Fatalmente para Lima, el ágil símbolo que encarnaba la victoria del Dos de Mayo, se partió en el aire y la cabeza y las alas de la escultura dieron en tierra…. “El escultor supone que la ruptura del ángel del Dos de Mayo se deba a que las mencionadas tuercas hayan sido de hierro, produciéndose por ello su oxidación y fractura. Afirma que de no estar dañados particularmente, los distintos cuerpos de los monumentos en cuestión, bastará machihémbralos nuevamente –empleando tuercas de bronce- para asegurar su estabilidad.” (El Comercio, 30 mayo 1940.)
La reconstrucción del monumento fue rápida, en un año nuevamente la victoria alada surcaba los cielos limeños.
Dos estatuas destinos parecidos
Ambas esculturas fueron hechas para ser parte del monumento al 2 de mayo, pero la historia las separó: la más grande fue a parar a Chile y la  más pequeña aún se encuentra en  la plaza 2 de mayo de Lima.
Resulta curioso que ambas esculturas tuvieran un destino parecido, ser afectadas por terremotos. 
A pesar de su gran similtud ambas esculturas son distintas. La que se encuentra en Chile tiene las alas erguidas, la boca abierta, lleva un gorro frigio, una espada y una corona de laureles. En cambio la escultura de Lima tiene la boca cerrada, una corona de olivo coronando sus sienes y las alas en posición relajada.
El hallazgo de la escultura en Chile genera mucha polemica entre los peruanos, pues se considera como parte del saqueo cultural realizado durante la guerra del Pacífico. Los chilenos, por el contrario, creen que es un trofeo de guerra, como el Huáscar, y que nunca fue exhibido en Perú. Lo cierto es que la escultura de la victoria ya es parte del patrimonio y de la historia local de la apacible ciudad de Talca en Chile. 
Fotos: http://www.flickr.com/photos/tuguriodetom/2184313588/ y Juan José Pacheco Ibarra.
Actualmente están restaurando y poniendo en valor esta obra artística. Algo muy diferente sucede aquí en Lima donde la plaza dos de mayo es un lugar abandonado, donde la escultura ha sido mutilada por los ladrones que han vendido algunas de sus piezas de bronce.
Estas son las historias de dos esculturas hermanas, que muestra dos realidades históricas distintas frente a la preservación de nuestro patrimonio histórico.

FUENTES
Sitios web
http://diarioelcentro.blogspot.com/2010/07/monumento-al-batallon-talca-se.html
http://voluntariosporelpatrimoniodetalca.blogspot.com/2008/07/blog-post.html
http://www.flickr.com/photos/trendecarga/5612862329/
http://www.panoramio.com/photo/32891927
http://farm3.staticflickr.com/2787/4403229094_57f3d04908_z.jpg
http://desmond.imageshack.us/Himg29/scaled.php?server=29&filename=talcafotos1n.jpg&res=landing
http://www.flickr.com/photos/trendecarga
Libros
CASTRILLON, Alfonso. Escultura monumental y funeraria en Lima. http://www.urp.edu.pe/urp/modules/institutos/invest_mus/escul_monufune.pdf
GODOY ORELLANA, Miltón. “Ha traído hasta nosotros desde territorio enemigo, el alud de la guerra”: confiscación de maquinarias apropiación de bienes culturales durante la ocupación de Lima, 1881-1883”. HISTORIA Nº 44, vol. 2, julio-diciembre 2011: 287-327.
LLONA GASTAÑETA, Teresa María. Numa Pompilio Llona y el monumento 2 de mayo. Lima: Cía. de Impresiones y Publicidad. 1966
MAJLUF, Natalia. Escultura y espacio público. Lima, 1850-1879. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. 1994
Revistas
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El día más trágico de Lima: el terremoto de 1746


El marqués de Obando escribió a un amigo suyo en 1746:
“Los temblores se anunciaban por unos ruidos subterráneos, que parecía abrirse la tierra en cada uno” (Obando 1746)
Se dice que las 4 de la tarde se levantó un viento caliente del nordeste, aparecieron nubes parduscas y densas.
Era el viernes 28 de octubre de 1746, día de los Santos apóstoles San Simón y Judas, era una noche de luna llena.
A las diez y media de la noche se inició un gran terremoto que destruyó la ciudad de Lima y ocasionó un maremoto en el Callao. El sismo duró entre tres y seis minutos.
Fueron momentos de pánico y terror de la población que escapaba para salvar sus vidas.
“En el susto excesivo, que se apoderó de todos los habitantes, buscaba cada uno su remedio en la huida; pero unos eran sepultados debajo de las ruinas de sus casas, y otros corriendo por las calles, eran oprimidos con la caída de las paredes: estos, con los estremecimientos de la tierra, eran transportados de un lugar a otro, y no padecieron sino algunas ligeras heridas: aquellos en fin conservaron la vida, por la imposibilidad en que estaban de mudar de sitio” (Lozano 1746: 38)
Pasado el gran terremoto, la ciudad estaba en ruinas, la luz tenue de la luna llena apenas alumbraba el panorama desolador. Miles de gritos, llantos y gemidos se escuchaban en la oscuridad. Algunos habían dejado de resollar bajo los escombros.
José Eusebio del Llano Zapata en su famosa descripción anota:
“Era un horror tener á la vista como espectáculo de la tragedia los cadáveres de los nobles y plebeyos, de los grandes y pequeños, de los ricos y pobres (Llano Zapata 1747)
Además de las víctimas humanas, muchos animales murieron y eran foco de epidemias. Lozano dice que debajo de los escombros había “mas de tres mil mulas y caballos podridos debajo de las ruinas sin haber sido posible sacarlos hasta ahora.” (Lozano 1746)
Las primeras estimaciones hablaban de miles de muertos:
“Por las diligencias que mandó hacer el Señor Virey, se puede hacer el cómputo que en el Callao y en Lima murieron mas de once mil personas.”
El terremoto de 1746 fue el más violento de la historia desde la llegada de los conquistadores al Perú. Pedro Lozano dijo:
“Jamás se vio consternación igual á la que se esparció entonces en Lima. Se miraban todos como perdidos sin remedio: continuaban siempre los temblores, y hasta el 29 de noviembre se contaron más de sesenta, de los cuales algunos habían sido fuertes.” (Lozano 1746: 43)
Los daños del terremoto
Luego del terremoto en Lima solo quedaron en pie 25 casas de las tres mil que existieron. Todo se destruyó. Los edificios más importantes también fueron severamente afectados. El palacio del virrey, la catedral perdió una de sus torres que cayó sobre la bóveda de la iglesia destruyéndola. El local de la inquisición y la universidad de Lima quedaron severamente afectados.
Las iglesias de San Agustín, La Merced y San Pablo donde cayeron las dos torres también fueron seriamente dañadas.
Varios sectores de la muralla de Lima fueron destruidos. Algunos baluartes que quedaron en pie fueron usados como refugio de la población frente a las réplicas.
En el hospital de Santa Ana 60 enfermos fueron sepultados por los techos mientras permanecían en sus camas.
El convento del Carmen bajo sepultó a varias monjas.
El famoso arco triunfal que se encontraba a la entrada del puente de piedra fue afectado por el sismo, la escultura ecuestre de Carlos V cayó al suelo y se destruyó.
El puente de piedra fue una de las pocas construcciones que resistieron sin daños el movimiento telúrico.
Lugares de refugio
La mayoría de personas salvaron sus vidas gracias a que pudieron escapar a las huertas y espacios abiertos que existían en la ciudad.
Los habitantes de Lima se refugiaron en plazas, jardines y huertas. En las huertas de la venturosa de Magdalena, la Recoleta de Belén, Guadalupe, la plaza de la Inquisición, San Juan de Dios, Santa Ana, Santa Catalina, Acho, Cocharcas, los Naranjos y algunos baluartes de las murallas.
También se ha mencionado como refugio la famosa calle de los afligidos (jirón Cailloma) que debería su nombre a la presencia de los refugiados del terremoto.
El marqués de Obando escribió en su memoria: “Sobre las tapias arruinadas de mi huerta, donde se habían refugiado mas de doscientas personas de uno y otro sexo, y todas las edades” (OBANDO 1746: 48)
No había a donde ir, pues todos los solares se habían convertido en grandes montículos de escombros. Por esta razón el mismo virrey Manso de Velasco tuvo que armar una tienda de campaña junto a los otros vecinos en la plaza mayor, pobres y ricos se mezclaron en medio de la desgracia.
Las epidemias
El gran número de cadáveres comenzó a descomponerse originando epidemias. El virrey Manso de Velasco actuó de manera casi inmediata comisionando a los empleados de limpieza y la cofradía de la caridad para dar sepultura a las víctimas.
Por el peligro de derrumbes dentro de las iglesias, muchos cadáveres tuvieron que ser enterrados en las plazas de la ciudad.
“Han muerto en esta después del terremoto mas de dos mil con la epidemia de tabardillos, dolores pleuríticos, profluvios de vientre y hepáticos, enfermedades que se padecieron también después del temblor de 687” (Llano Zapata 1747: 97)
La ciudad de Dios en escombros
Mientras la “ciudad de los hombres” sufría grandes estragos, la ciudad de Dios vivía su propio drama, a pesar que muchos conventos y monasterios se derrumbaron, las religiosas permanecieron allí siguiendo fielmente sus votos de clausura.
Las monjas “deben refugiarse en los patios interiores de sus claustros en otros lugares abiertos como ranchos abiertos. Huir hubiera significado romper con el compromiso divino” (Contreras 2011: 76)
Muchas monjas se salvaron de morir refugiándose en los patios de los conventos. Sobre esto se refirió Lozano:
“Es muy de estrañar, que siendo tan numerosas las referidas Comunidades, haya sido tan corto el número de los muertos”. (Lozano 1746)
En realidad no fue un milagro que hubiera pocas victimas en los conventos. Al parecer, en los monasterios existía una especie de “cultura de prevención”. Las monjas eran conscientes que en caso de un terremoto ellas no podrían salir del recinto impedidas por su voto de clausura. Por lo tanto dentro de los conventos limeños existían vías de escape, escaleras, patios y celdas preparadas para evacuar en caso de sismo. Esto ha sido estudiado por Contreras (2011).
Luego del terremoto los monasterios quedaron en ruinas, muchos quedaron expuestos, pues sus muros se cayeron. Las monjas no tenían dinero para reconstruirlos.
Además sus bienes se vieron afectados, pues muchas de las propiedades que le producían rentas quedaron asoladas luego del terremoto y tuvieron que ser vendidas por las órdenes religiosas. 
Algunas monjas abandonaron la clausura. Esto causó en la población una gran conmoción, pues las esposas de Cristo abandonaban su voto, mal presagio de la gran crisis que se vivía.
Luego del terremoto se escucharon muchos rumores, uno decía que el mar se había salido y llegaría a Lima. Esto fue creído por mucha gente quienes corrieron al cerro San Cristóbal y San Bartolomé para refugiarse.
El marqués de Obando cree que estos rumores fueron cosa de los bandoleros que vivían en los extramuros de la ciudad y que deseaban crear pánico en la población para cometer sus fechorías. Lo cierto es que ninguna “ola gigante” llegó a Lima.

Virrey José Antonio Manso de Velasco, le tocó vivir el gran terremoto de 1746. En este cuadro aparece a un lado de la Catedral de Lima en proceso de reconstrucción. Por su gran labor recibiría el título de "Conde de Superunda".

Reconstruyendo la ciudad
El terremoto de 1746 fue tan destructivo que se llegó a considerar la posibilidad de trasladar la ciudad a otro lugar, que estuviera alejado del mar en caso de una ola gigante.
El virrey Manso de Velasco comisionó en noviembre de 1746, al ingeniero francés Louis Goudín de la Academia Real de las Ciencias de París, catedrático de la universidad de Lima para que elabore un proyecto de reconstrucción.
Godín realizó las siguientes recomendaciones innovadoras:
1. Las murallas de Lima debería ser demolidas.
2. la ciudad de Lima debería ser trasladada hacia el cerro San Bartolomé, cerca de la pampa de Amancaes.
3. Que las habitaciones se hicieran de quincha y techo de tijera.
4. Que se disminuya el ancho y alto de los muros de los edificios.
5. Que las calles tengan 12 varas de ancho.
6. Que no se construyan balcones, arcos y torres.
Muchas de sus recomendaciones no fueron tomadas en cuenta. Godín era un hombre adelantado a su época pues había propuesto otros proyectos para Lima, pero no se le hizo caso.
La reconstrucción de la ciudad fue lenta, en este proceso fue el virrey Manso de Velasco, quién organizó la reconstrucción de los canales de agua, de los hornos de pan, la limpieza de escombros de las calles y de los caminos y la reconstrucción del palacio de los virreyes y la catedral.
La situación crítica de los vecinos de Lima les impidió reconstruir sus fincas. Sin embargo, algunos propietarios de Lima aprovecharon el terremoto para evitar el pago de impuestos. Como refiere Perez-Mallaina “Cuando los propietarios limeños pedían dinero prestado a bajo interés para reformar sus propiedades, presentaban unas relaciones de daños que ascendían a muchos miles de pesos, peor luego no eran capaces de justificar documentalmente las pérdidas”. (Pérez Mallaina 2001: 67)
Sucesos notables y actitudes de la población frente al terremoto
En medio de toda la destrucción y el dolor, sucedieron algunos sucesos notables. En la parroquia de San Sebastián se encontró una hostia intacta en medio de los escombros. En la iglesia de los huérfanos también el santo cuerpo de Cristo se había salvado, según lo relató el Padre Pedro Lozano de la compañía de Jesús.
Llano Zapata relata que en la ciudad se dieron demostraciones de arrepentimiento. La mentalidad de la época creía que el terremoto había sido un castigo por los pecados de los ciudadanos.
Así se colocó una imagen de la virgen de la merced en la puerta del convento de San Miguel de Mercedarios y fue llevada a la plaza mayor donde un religioso mercedario “predicó más de hora y media, principiando su sermón con las siguientes palabras ¡Lima Lima, tus pecados son tu ruina! Que fueron las mismas con que el V. P. Fray Luis Galindo de San Ramón, religioso de la misma orden, exhortó en este lugar á los de Lima, pocos minutos después del gran terremoto” (Llano Zapata 1747: 74)
Esta imagen quedó veintiséis días en la capilla construida de forma improvisada en la plaza mayor.
Se culpó del terremoto a la relajación de las costumbres y la vida pecaminosa de las mujeres y su forma de vestir.
“Desde ese mismo momento, los actos de piedad y penitencia se suceden sin interrupción. 
Procesiones de frailes encenizados, con sogas al cuello, cadenas en los pies y cilicios en los brazos y lenguas, recorren las calles. Algunos se hacen azotar salvajemente y todos piden a gritos misericordia. Los enemigos se perdonan en público; los pecadores confiesan sus culpas a voces; los amancebados se desposan; y todo los que pueden entregan limosnas a los frailes. Estos, por su parte, realizan una labor contradictoria, pues si por una parte proporcionan consuelo espiritual, por otra, angustian los corazones de las gentes predicando en cada esquina los terribles castigos que Dios reserva a la ciudad si no se produce un arrepentimiento sincero” (Pérez Mallaina 2001: 89)
Reflexiones finales
Todos los autores antiguos y modernos consideran a este como el terremoto más violento de la historia conocida de Lima.
1746 fue un año sísmico. Según Llano Zapata “568 temblores, que ha padecido la ciudad de Lima con esta espantosa plaga desde el 28 de octubre de 1746 a las 10 y media de la noche, hasta el 28, de octubre de 1747.” (Llano Zapata 1742: 132)
Los movimientos y remezones continuaron el mes siguiente. Como lo señala Llano Zapata:
“Desde el 28 de octubre a las diez y media de la noche hasta el 1 de noviembre tembló la tierra 220 veces: después fueron 46 los movimientos hasta el día 10” (Llano Zapata 1742: 81)
Según Pérez Mallaina “al estimar la virulencia de los terremotos ocurridos durante la época colonial, sitúan al de 1746 en el primer lugar, con una magnitud de 8,4 y por encima de los otros dos grandes seísmos que afectaron a Lima: el de 1687 (magnitud 8,2) y el de 1586 (magnitud 8,1) (Pérez Mallaina 56).
No debemos olvidar que algo tan catastrófico sucedió en Lima hace 266 años, porque podría volver a ocurrir en cualquier momento. Si bien, en la actualidad nuestra tecnología de construcción de viviendas ha mejorado muchísimo, aún hay dentro de los limeños un gran miedo a los terremotos, que se hace presente a lo largo de nuestra historia. Lo único que podemos hacer es estar preparados para ese momento.

FUENTES
CABRAL, José Victoriano. Lina Montalván o el terremoto que destruyó el Callao y la ciudad de Lima en 1746. Buenos Aires: Imprenta del Porvenir. 1880
CONTRERAS, Ray. “Las esposas de Jesucristo implorando perdón al cielo”. Las religiosas de los monasterios limeños frente a los movimientos telúricos en los siglos XVII y XVIII”. En: Trabajos de historia. Religión, cultura y política en el Perú, siglos XVII-XX. Lima: UNMSM. 2011. p. 75-92.
LOZANO, Pedro. “Relación del terremoto que arruinó a Lima e inundó al Callao el 28 de octubre de 1746, escrita por el padre Pedro Lozano de la Compañía de Jesús”. En: ODRIOZOLA, Manuel. Terremotos. Colección de los más notables que han sufrido esta capital y que la ha arruinado. Lima: Tipografía de Aurelio Alfaro. 1863
LLANO ZAPATA, José Eusebio de. “Observación diaria-crítico-histórico-methereologico, contiene todo lo acaecido en Lima, desde el primero de marzo de 1747, hasta 28 de octubre del mismo”. En: ODRIOZOLA, Manuel. Terremotos. Colección de los más notables que han sufrido esta capital y que la ha arruinado. Lima: Tipografía de Aurelio Alfaro. 1863
LLANO ZAPATA, José Eusebio de. Narración circunstanciada de la deplorable catástrofe sufrida en la ciudad de Lima inundación del puerto del Callao. Lima: Imprenta de La Libertad. 1747
OBANDO, Marqués de. Carta que escribió el marqués de Obando a un amigo suyo, sobre la inundación del Callao, terremotos y estragos causados pro ellos en la ciudad de Lima”. 1746. En: ODRIOZOLA, Manuel. Terremotos. Colección de los más notables que han sufrido esta capital y que la ha arruinado. Lima: Tipografía de Aurelio Alfaro. 1863
ODRIOZOLA, Manuel. Terremotos. Colección de los más notables que ha sufrido esta capital y que la ha arruinado. Lima: Tipografía de Aurelio Alfaro. 1863
PÉREZ-MALLAINA, Pablo Emilio. Retrato de una ciudad en crisis. La sociedad limeña ante el movimiento sísmico de 1746. Escuela de Estudios Hispano-americanos, CSIC, Sevilla, Instituto Riva-Agüero, PUC-Lima. 2001
SIFUENTES DE LA CRUZ, Luis Enrique. Las murallas de Lima en el proceso histórico del Perú. Lima: Concytec. 2004
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El canódromo de Lima (1928)

El velódromo del Club Ciclista Lima construido en 1897 dejó de ser utilizado para las carreras de bicicletas. Un nuevo deporte, de moda, llegaba a Lima: las carreras de galgos. Los galgos son perros de raza especial que fueron utilizados para carreras de apuestas, su forma aerodinámica y su atlética figura les permiten alcanzar hasta 60 kilómetros por hora.

En Lima se organizó el primer canódromo cuya administración estuvo a cargo de la empresa “Lima Kennel Park” dirigida por el señor Zimmermann.
Para esto se realizaron varias modificaciones a las instalaciones, las tribunas y la pista de competencia. El 1 de setiembre de 1928 se realizó la inauguración del canódromo de Lima. El Comercio informó:
“El espectáculo de anoche, en el que se inauguraba la temporada, se vio muy concurrido. El público tuvo momentos de emoción al ver correr velozmente a los perros en persecución de una liebre mecánica, movible a merced de un procedimiento ingenioso. Los espectadores siguieron con interés el curso de las carreras y prodigaron sus aplausos a los galgos ganadores” (El Comercio, 2 de noviembre de 1928)
A la inauguración fue invitado el presidente Augusto B. Leguía que llegó cuando todo había comenzado, a las 11 de la noche.
Inauguración del canódromo de Lima.
A partir de la fecha, las carreras de galgos se pusieron de moda en Lima. Espectáculos como las corridas de toros y peleas de gallos tuvieron que competir por la atención del público limeño.
Este espectáculo despertó la afición de la sociedad limeña, en especial de las mujeres quienes iban a ver competir a los “perritos”. 
Las carreras eran promocionadas como: “lo más emocionante”, “lo más culto” y “lo más moderno”. “Todo lo chic, distinguido y lo más elegante de Lima acude a diario a presenciar el moderno deporte”.
Definitivamente, fue una afición de la aristocracia y la clase media alta. Un deporte moderno, a diferencia de las peleas de gallos, el boxeo y las corridas de toros se eran considerados espectáculos para el pueblo.
La entrada al canódromo costaba un sol, con derecho al ingreso de una dama en preferencial y medio sol en tribuna popular.
Anuncio de las carreras de galgos
Todas las carreras empezaban a las 9:30 de la noche, este horario a altas horas de la noche nos da una idea del grado de modernización de la ciudad de Lima que ya contaba con alumbrado eléctrico desde décadas atrás y había ido desarrollando una vida nocturna interesante.
Las carreras de galgos
Los galgos corrían detrás de la liebre mecánica en pista libre y en la modalidad de carreras con obstáculos y vallas. La distancia recorrida era de un cuarto de milla. Las carreras eran de 8 galgos por vuelta.
Carrera de galgos, la liebre mecánica va adelante
Alrededor de la pista se encontraban las tribunas. La antigua tribuna del velódromo de Lima fue acondicionada como tribuna principal.
Alrededor de los perros se realizaban interesantes apuestas. Algunas empresas y particulares auspiciaron este espectáculo y regalaron copas y preseas para los dueños de los canes ganadores.
Los primeros galgos que compitieron en el canódromo de Lima fueron importados de Inglaterra, Estados Unidos, Venezuela y Panamá. Fue celebre la perra “Lady Here”, ganadora en Irlanda, Panamá y Venezuela.
Posteriormente se realizaron carreras con galgos nacionales, donde importantes familias de Lima eran aficionadas.
Manuela Rosa de Boza y sus galgos
Los primeros stuts o equipos de competición peruanos fueron:
“Boca” de la Srta. Victoria Graña.
“Huando” de la Srta. Manuela R. B. de Boza.
“Gitano” de la Srta. Pepita Velarde.
“Chicote” del Señor H. Campodónico.
“Princesa” de la Srta. Mercedes A. de Puente.
“Muchacho” de la Srta. Pepita Velarde.
“Gavilán” del señor José Leguía S.
“Corneta” del señor Luis A. Suárez.
De esta manera se realizaron las carreras de galgos. En los años 30 las carreras se trasladaron al nuevo canódromo en el distrito de Breña, donde actualmente funciona el colegio La Salle. Pero esa es una historia que les contaré otro día.
Ubicación actual del canódromo de Lima, ex-velódromo del Club Ciclista Lima. La pista forma parte del  Parque Velarde en la urbanización de Santa Beatríz, cerca del Estadio Nacional.
Jaula de los galgos en el "Kennel Park Lima".